martes, 3 de noviembre de 2009

En el espejo

Una vez, estando sola y vacía intenté ver mi cuerpo en el espejo y no vi más que incertidumbre, derrotas y vanidades pisoteadas. Fue cuando me di cuenta de que necesitaba cambiar y llenar a mi cuerpo de vivencias, de batallas ganadas, y sobre todo, de nuevas experiencias.

Viví entonces lo que en mi insano juicio debía hacer: besé otra boca, abracé otro cuerpo, me entregué por completo y amé con esa profunda intensidad de la que de ti, no había sido posible sentir.

Me apasioné, me arriesgué, me enamoré y al final... como siempre, esperé.

Y entonces, una vez que conseguí todo lo anterior, volví a mirarme al espejo, otra vez, y sólo vi vacío, temor y soledad. Enajenada de aquel cuerpo ultrajado me sentí. Con el alma vendida y luego perdida, las manos rotas y la boca sangraba.

Entonces me di cuenta de lo mucho que le haces falta a mi cuerpo; más que a mi mente.
Y es por eso que, otra vez, en esa misma habitación, en el mismo espejo, me vuelvo a mirar, pero ahora veo esperanza y cuentas por saldar. Deudora de ti.

¿Qué soy si estoy sin ti?
¿Qué fui estando contigo?
¿Qué seré ahora que te vuelva a ver?

1 comentario:

  1. Ah... justo como me siento... me gustaría saber más de Isabella y sus pasiones.
    Saludos!

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