jueves, 9 de septiembre de 2010

Estar lista

Cuando era pequeña, de edad ¬¬, recuerdo que cambiábamos constantemente de lugar por distintas razones. Mi madre siempre me preguntaba: ¿estás lista? Y siempre, por instinto, respondía que sí. Me daba más miedo que me vieran sintiendo miedo.

Con tantos cambios de escuela, me costaba trabajo establecerme, pero no integrarme, la supervivencia y el instinto gregario hacían de mí un ser forzosamente social, aunque algo huraño, pues no generaba apego hacia las personas. Sin duda, creaba rasgos de inestabilidad emocional desde entonces. Pero estaba lista.

Con el tiempo, aprendí que estar lista es realmente utópico, uno nunca está listo para nada, y eso es precisamente lo divertido: sentirte preparado.

Hoy en día, sigo tomando decisiones, precipitadas o premeditadas, más impulsivas que nada. Por ejemplo: siempre decía que yo jamás me haría un tatuaje o una perforación, pues me daban “miedo” las agujas. Un día caminando por Coyoacán, sin pensar más nada, entré a un local y después de 10 minutos, salí con una perforación en el ombligo y un dulce para el dolor. No me arrepentí, pero nunca estuve lista y jamás lo pensé.

Luego, decidí “independizarme”, tres días después ya tenía dónde y cómo. Pero no tenía el con qué. Pero me fui, me dio miedo. Agarré mis cositas y adiós papás, otra vez. Tampoco me arrepentí, pero cómo le sufrí.

Y así, sin contar que lo que estudié en realidad no lo decidí yo, pero igual me aventé.

En el amor ha pasado de la misma forma; alguna vez, un profesor me dijo: “usted, señorita, se enamora muy fácil… pero de la misma manera, se desencanta”. Y tal vez es una buena frase para justificarme ahora o realmente es así. Nunca he pensado en si esto me conviene o no, si sufriré o no, durará o no, sólo tomo lo que me gusta y cuando ya no me gusta, ya no quiero. Aunque eso implique ciertos rencores a futuro. ¡Qué más da, nadie se muere de amor! ¿no dicen?

Quizá si pensara antes de hacer las cosas, no haría nada. O dejaría que los demás lo hicieran. Pero no puedo, ese momento en que tomas la decisión, y no sabes a lo que te estás enfrentando, es excitante; esa adrenalina que sientes en las manos, el cosquilleo en las piernas, la insensatez y todo eso, se vuelve como una adicción. Y las adicciones son cabronas.

Total que, si me preguntas… no, no estoy lista y nunca lo estaré; pero igual lo haré. Y a ver qué sale, que lo que más me ocupa es no sentir miedo.

1 comentario:

  1. Vivir esperando a estar listo. Conozco muchos casos así, pero dicen que son felices...ellos sabrán.

    Me gusta la sensación que describes, hacer algo por impulso y no saber qué es lo que pasará.

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