lunes, 18 de julio de 2011

Lento.

Tengo dejos de pasión que se encuentran en proclive por tu desmesurada paciencia, no sé aguantarme las ganas de no tenerte. Como tú.

Me acosan los deseos inoportunos de saber de ti, conocerte de nuevo, besar esos ojos que me roban el respeto de no tenerte.

Me encienden en automático, por las noches, esos recuerdos disolutos que me avergüenzan las manos. ¡Cómo no pudo ser más! ¡Cómo pudo no pasar!

Esmérate en encontrarme; suficiente me he ocultado de ti, para no sentir. Para huir de tus apócrifos sentimientos. Me engañas.

Desenmaráñame el alma, está tan torcida sin ti. Tan revuelta, tan ajena, tan propensa a enamorarse de alguien que no eres tú. De alguien que vino cuando el lugar desocupaste.

¡Pronto, tienes que venir! Porque es tu paciencia mi lento suicidio, porque te espero con tiempo, porque yo aún cuento lento.

Ámame despacio. Como me amaste encima del mar.
Tómame con cuidado, con tus manos que saben esperar.
Siénteme constante, como la última vez que dejaste de mirar.
Bésame con prisa, que estoy empezando a olvidar.

Pero ven rápido, antes de que por fin me deshaga de ti.



No hay comentarios:

Publicar un comentario