lunes, 30 de noviembre de 2009

Discusiones insensatas.

La inspiración y yo hemos tenido un pequeño desencuentro. Pero aquí les dejo la primera parte de un cuento que inicié. Comentarios, críticas y sugerencias más abajo por favor. Léame pues.

Medio día, en un lugar frío: el comedor de una enorme mansión vieja.

¿Qué pasa cuando el Tiempo, la Locura y la Razón se sientan en una mesa a tu lado, presionando para que los uses en la justa medida, conjugándose para presentar una escena ajena a mi imaginación y a todo indicio de sensatez?, ¿cómo no escapar y dejar que todo siga su curso normal?, ¿pero cuál es su curso normal?, y ¿qué es lo normal?

En la misma mesa. Locura, Razón y Tiempo inician un debate, sobre la sensual Pasión, aquel personaje que ha entrado a juego; es tan intenso el momento que no puedo evitar morder mis labios presa del deseo y apenada por el momento; es apasionante ver cómo la Razón y la Locura se despliegan con sus enormes paradojas frente a Tiempo, y él... él sólo se burla bramando su experiencia y su elegante forma de terminar y comenzar los mágicos momentos.

Es hora del té, y me encuentro aún entre el intenso debate, el tema sigue siendo la Pasión, e intento descifrar, mientras escucho, si es posible madurar al elemento base de la sexualidad… me pierdo entre sencillos juegos y secretos….

Han transcurrido tres horas quizá, me es inexacto el contar y descifrar los elementos de Tiempo. Él me mira de reojo y se burla de mi ignorancia respecto a horas, minutos, segundos… fuma su cigarrillo y con la mirada torva se detiene en la Locura, le ha pedido se prolongue en su acalorado discurso, y ésta no sabe qué hacer, se le han agotado sus paroxismos. Nerviosa y atosigada cede por fin la palabra a Razón, y sin duda el Tiempo se molesta. Razón, por su parte, ha desplegado un pergamino atiborrado de letras insulsas que se van transformando en hondas afirmaciones en las que hasta la Locura coincide… el elemento más fuerte de la Razón es su cultivada inteligencia. Tiempo está satisfecho mientras vuelve a retomar el tema de la Pasión…

Y entonces, por fin hablo, con voz temerosa, la mirada perdida y algo dubitativa… pregunto casualmente: -¿Y el amor?...- primero hay un incómodo y oscuro silencio… luego todos sueltan sonoras carcajadas y me señalan compadeciéndome, -Oh pobre inocente- murmura el Tiempo mientras se vuelca de risa, la Locura se ofende y ya con seriedad comenta: -si habéis de terminar conmigo, basta simplemente hablar del amor… estúpida niña de ojos celestes-.

Volteo hacia la Razón, quizá ella me defienda un poco, pero ésta se encuentra ensimismada en algún pensamiento… de pronto vuelve en sí y da un golpe con la mano en la mesa:

-¡Basta ya incautos elementos!, la inocencia tiene un precio alto, pero la Pasión sin duda deja huellas más graves- furibunda, voltea hacia mí y señalándome con el dedo índice agrega:

-Y tú, insolente, ¡cómo te atreves a hablar del amor!, ni el Tiempo, ni la Locura y mucho menos yo pensaríamos que sería un tema de interés general… es absurdo pensar que entre nosotros y nuestra sabia experiencia ha pasado por la cabeza si quiera mencionar esa palabra… ¡No existe! Es obsoleto, pero sobre todo, y grábatelo muy bien: nubla toda clase de lógica, inteligencia y sensatez, da gajos de fantasía y estúpidos desequilibrios de los que ni las mentes más audaces han logrado salir victoriosas… ¿a quién, entonces, crees que le interesa hablar del amor si éste es sólo sinónimo de pérdida?

Sonrojada y realmente apenada, agaché la mirada y susurré disculpas. Después de una incómoda y larga pausa en donde todos bebían té sin voltear a verme... el Tiempo habló por fin: - Bien, demos por terminada la participación de la aquí presente y continuemos con temas de mayor intelecto- Razón volteó a verlo de forma interrogante y luego sarcástica sonrió y dijo: - ¿Ajá?, ¿que te parece si en lugar de dejarla hablar sobre temas sin valor, hablamos de ella y su carente control sobre la vida sentimental?- Todos rieron una vez más y la Locura extasiada agregó: - Bien, ahora juzguémosla- Todos estuvieron de acuerdo menos yo, pero ya en ese momento eran inaudibles mis palabras.

Una vez que terminamos el té, tomé un trozo de pan para lograr amortiguar mis emociones. Todos se levantaron de la mesa excepto yo y se dirigieron a una puerta grande que se encontraba justo enfrente de mí.

Esperé sentada, mientras reflexionaba imitando a la razón, yo salí por un objetivo y me dijeron que me enfrentaría a obstáculos para conseguir un simple dulce sabor… ahora, me juzgarían y no tendría derecho de réplica. Sentí desesperación, quiero despertar ya.

1 comentario:

  1. Hola!

    Me recordaste una escena de la novela gráfica "Brief Lifes" de Neil Gaiman. Ahí eran siete personajes: el anfitrión (Destiny) invita a sus cinco hermanos (Death, Dream, Desire, Despair y Delirium) para hablar del séptimo (Destruction), que está perdido desde hace milenios.

    Sólo que el toque "Alicia" que le das lo vuelve muy fresco, muy atractivo...

    ¡Ya quiero saber qué pasa en la parte II!!!!!

    Espero la siguiente entrega!

    G.

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