Y si el mar...

Lo ajeno que es el cuerpo cuando no pertenece al sitio en el que te encuentres, cualquiera que este sea. Lo apetecible que son los labios de aquello que no te pertenece, en todas las circunstancias posibles. Las ganas de un antojo parcialmente satisfecho.

-Te extraño- dije. Pero sólo es el esporádico sentimiento de extrañarte. Es mejor que no me creas, no pierdas esa costumbre tan tuya de llamarme mentirosa. Porque, qué es para ti una mentira que se ha convertido algunas veces en verdad relativa, subjetiva, metafórica... sino sólo una realidad dicha con la desesperación que provocan las ausencias.

Y si salgo a buscarte un día, desaparécete; no volvamos a caer en la misma historia incompleta de siempre. Y si el mar te recuerda a mí, huye de aquel momento violentando tu dolor con cualquier ola. Como lo hago yo con cualquier Hola.

Cuando las diapositivas se atraviesen, desfilando infames en blanco y negro haciendo terribles paroxismos de lo que fue o lo que no pudo ser... cierra los ojos y oprime tu memoria, no vivas ese instante y tampoco lo guardes sólo para ti. No permitas tal obstrucción en tu presente ambiguo e irrelevante. Porque tu presente promete.

Este es el papel que nos tocó interpretar, no cambies el guión sólo por el ego de tenernos completos. Si la vanidad es mucha, consuélate con cursilerías absurdas de aquello que te rodea, haz poemas y bésale el cuello.

Y si volvemos a encontrarnos, entonces deja de ser tan cobarde y no me dejes ir, como dejas ir tus sueños con cada ola del mar.

Porque, y si el mar...