miércoles, 21 de marzo de 2012

Engaños


Tengo un as bajo la manga, un momento que disfrazaré para ti. 

Pero relájate, te veo tenso… has estado preocupado. Te preguntas si yo estoy aquí, si sigo en ti. Sufres y callas.

Estás ensimismado y quizá un poco entusiasmado, ¿cómo preguntar? ¿Cómo contestar? Tienes atorada en la garganta la duda;  salivas para tragártela pero se atora. Te ahoga.

Fue el tiempo, fue un laberinto, fue tu descuido, fue mi descaro… ¡qué más da!

Ahora buscas recuerdos para aferrarte, fotos, viajes, momentos. Capturas las diapositivas en tus pupilas, humedeces tus labios para saborearte el éxtasis que ya probaste y te agazapas en la huella del recuerdo. Dudas.

Ahora te decides, piensas que tus agallas podrán ayudar a mantenerte de pie. Te equivocas. Pero igual pides valor y zigzagueas con tus preguntas. No entiendo de qué hablas, pero sé a qué vas. 

Retórica barata y un poco de preámbulo para la confesión: recuerdos, risas, tiempos… el contexto es tu salvavidas.

Por fin callas, ansías una respuesta sin haber hecho la pregunta. Pero sé a dónde quieres llegar y sé qué es lo que quieres escuchar. Suspiro, es quizá mi último estertor para ti, igual me confieso, mi disfraz se ha esfumado… me absuelvo:

Te engañé y no será la última vez.

Cómo fue que te hice depender de una mentira

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